lunes, 8 de febrero de 2010

NO ES MÍA

Tirado en el sofá, a lo mejor te queda alguna fuerza para tocar el botón y cambiar de canal. ¿Para qué cambiar de mentira si al final todo acaba provocándote risa? Repasas mentalmente todo lo que deberías hacer: Trabajos para los estudios, arreglar la cocina que mira como la has dejado y no se va a arreglar sola, sacar al perro que te observa con unos ojos que te dicen: “En 5 minuto como no te levantes, te pongo el sofá perdido de liquido amarillo oloroso, tú mismo”

¿Que es ese sonido? Ya no recordabas como sonaba el teléfono fijo de la casa. Si no es tu sintonía de Coldplay, te cuesta una barbaridad saber que se trata de un teléfono ¿Y si fuera ella? Sigue soñando, porque la voz de la vecina gritona del séptimo, te despierta, explicándote amablemente que como siga chorreándole agua con lejía de tu ropa recién sacada de la lavadora en la suya, te corta el miembro viril. Adiós a tu personalidad numero 1, adiós a la parte más vaga de ti.

CD de los Queen of the stone age al canto, en la minicadena. Play. Hola personalidad numero 2. Correa para el perro, que ya no necesita hacer sus necesidades porque ya las ha hecho en tu cama, el muy perro. Garrafón de gasolina, bien rociadita por el cuarto de tus padres, por la cocina, y que no falte para la ropa de tu vecina, ni gloria. Cerilla encendida y a salir por la puerta con “Yelkus”. Gran bola de fuego, la explosión al ritmo de la canción “Everbody know that your insane” del que es para ti el mejor CD de los QTSA, “Lullabies to paralyze”. Cierras la puerta, el fuego fuera de ti, el calor en tu interior.

Viene tu personalidad numero 3. Mensaje masivo para cada contacto de tu agenda: “Hola, ¿Quedamos?” Te ríes por dentro sabes que vas a ser malo, muy malo. Y te gusta, te gusta tanto sentir tanto poder. Que te sientes un inmortal inmoral. Estas cachondo. Llegan varias contestaciones a tu mensaje, por supuesto ella le hace caso omiso a tu aullido. No pasa nada, tu tranquilo, hay tarde de vinilos, porros y conversaciones vagas en casa de Martín Sueltas al perro en la calle, viva la libertad.

Ya vuelve tu personalidad numero 1 mezclada con un combinado de drogas, para que hable por ti tu personalidad 4, esta personalidad viene completita porque tiene nombre y todo, Yin. Y Yin es un maldito bastardo que se tumba en el sofá de Martín con las zapatillas puestas manchándoselo todo, a pesar de las continuas, insistentes e airadas protestas del dueño.

El cuadro el de siempre. Ismael sin parar de hablar sobre la relación de las drogas y los textos sagrados, del apocalipsis, y del cielo. Ricky todo el día hablándote de como se ha tirado a su ultima ligue de fin de semana. A saber si hablamos de sitios tenemos: en el coche, encima de un árbol, en un colegio... si tratamos de posturas: 69, francés, griego... si se trata de complementos: bolas chinas, preservativo de anchoas con pepinillo, látigo fustigador... Después estas tu Yin, pero tú no cuentas porque solo te encargas de inhalar humo, mirar los detalles como si quisieras memorizarlos de por vida. Tu gran aportación es soltar al principio esta parrafada: “Por dios, Martín, quita esa mierda de los delinquentes, a eso ¿Le llamas música?, pon algo en condiciones, así no hay quien fume tranquilo, enchufa ya al tito Bob” A partir de ahí, lo único que emitirás serán bramidos que transcritos dicen: ¡¡¡¡¡¡Booooooooooobbbbbb Marleyyyyyyyyyy!!!!!

Más mensajes llegan a tu cabeza, Yin se va ir, y va entrar Jack. Hueles la juerga, sabes que está cerca. Bajas como puedes las escaleras y entre algunos tumbos llegas al bar para empezar el ritual: Cervecitas, tapitas, vodka con gaseosa, avellanitas más conversaciones sobre ¿Quien es mejor: el Fútbol Club Barcelona o el Real Madrid? O la no menos absurda de ¿En su época de juventud, Zapatero era un porreta homosexual? Votos a favor 7. En contra 3. Por mayoría mínima gana Zapatero, la marihuana, la homosexualidad y el F.C. Barcelona.

En un momento de la noche te preguntas: ¿Como he llegado hasta aquí?
Ves tus recuerdos en flashback: Te encuentras con los pantalones bajados, y sujetándote el pene para miccionar con una mano con la otra sostienes el peso de tu cuerpo para no caerte redondo al retrete. La camarera se ha largado muy indignada, porque no has conseguido una erección como dios manda. Te liaste con ella usando tu truco 340: mis colegas me han dejado solo, estudio psicología y te puedo leer la mente: Ahora mismo estas pensando esto. Cuando se quiso dar cuenta ya tenía tu lengua en su gaznate. Y tus dedos habían desaparecido en algún lado de su cuerpo.
Con ese último recuerdo vuelves al aquí y al ahora: Maldita sea ahora sí sube. Te enfadas y mirando al techo clamas en contra de quien tuvo la mala leche de hacernos así. Te ríes, pensando que si dios existe se lo debe estar pasando de lujo contigo y te sientas involuntariamente en el retrete.

Te repites la pregunta, introduciéndole nuevas aportaciones: ¿Como he llegado hasta aquí? Si yo solo quería ligar con Noemí. ¿Ahora donde voy a dormir?
Agarraste una garrafa de gasolina, saliste a la calle, te rociaste del bendito liquido inflamable, colocaste un cartel bien grande con luces de neón, cerilla y arder. En el efecto del cartel, habías conseguido que la s y la a no se alumbraran para que se pudiera leer:

No es mía.

Por suerte para el aún le quedaban 6 personalidades más para poder gastar y quemar, 6 identidades más para poderlas vivir.

SNOB

El señor Todin se levanto a las 10 y 48 de la mañana de aquel frío domingo de finales de Noviembre. Miro el reloj, noto la boca seca, y cierto dolor de cabeza. Lo tenía claro la culpa de todo la había tenido aquel nefasto vino que le habían dado en la recepción de la fiesta de Garrido. Paso varios segundos maldiciendo la escasa cultura vinícola de su compañero de trabajo. Eso si Garrido lo pagaría caro iba a tener bromas irónicas, sutiles, y casi imperceptibles de aquí hasta que se le olvidara de la chapuza que había hecho al comprar aquel vino.

Se puso en marcha en cuanto recordó que había quedado en visitar el restaurante del Chef que conoció en la fiesta. Tendría que coger el 4 por 4 ya que era un mesón rural, un sitio de buenas carnes de caza, y caldos de viñedos de producción exclusiva. Era sin duda el mejor plan para una mañana de domingo. Tras ducharse, y vestirse adecuadamente. Ya estaba en el coche poniendo el GPS para localizar el sitio. Aquel vino realmente le había pasado factura, no conseguía recordar la localización exacta del lugar. Llamo a su nuevo amigo, y con cierto tono jovial le pidió las referencias para que el coche le supiera guiar hasta allí De paso aprovecho para que le reservara la mesa.

En media hora estaba aparcando. No era un sitio de monte, estaba en el extrarradio de un bonito pueblo costero. El restaurante “El mesón príncipe” tenía una bonita entrada con puertas principescas, jardines versallescos y un par de fuentes inspiradas en el estilo del neoclasicismo Un camarero-portero, le dio una cordial bienvenida:

• Buenos días señor. ¿Tiene reserva?

• Si a nombre de Todin.

• Bien aquí está usted inscrito. ¿Quiere pobre?

• Si por favor. Dos.

• Pase...- Todin no le dejo terminar la frase, tenía que decirle algo relevante, que no podía esperar.

• No pero quiero verlos yo antes. Porque la ultima vez me los dieron de mala calidad.

• Esto se sale de las normas. Veré que puede hacer.

• Soy el que paga.

Esta última frase no la escucho el camarero, porque estaba ya hablando por un pinganillo con su superior. El cual de inmediato le dio permiso.

• Señor Todin si es tan amable de acompañarme.

• Por supuesto.


Comenzaron a andar para encontrar la parte derecha de la casa y tras 5 minutos de caminata, vieron una gran verja que guardaba a unos perros de caza que dormían tranquilamente en sus casitas. El camarero se llevo las manos a la cabeza.

• Le pido mil disculpas. Porque es que soy nuevo y no recordé que cambiaron a los perros de sitios...

• Ya veo. Bueno déjese de cháchara y ahora por favor no se equivoque más.

Recorrieron el camino de vuelta en esta ocasión dirección hacía la izquierda de la casa. Otra gran reja guardaba a 8 personas mugrientas que al otearlos se agolparon contra el metal para ser elegidos.

• ¡¡¡Elíjame a mí!!!

• ¡¡¡No a mí!!!

• Si me elige a mí, no se arrepentirá...

El joven camarero, con una voz recia, los mando a callar. Orden que acataron a rajatabla en milisegundos.

• Aquí los tiene señor Todin, estos son los pobres de los que disponemos en estos momentos, creo que esta tarde tenían que llegar más...

• Ábrame

• Señor Todin no es recomendable, pueden ser peligrosos...

• Le he dicho que me abra, es que acaso no escucha usted bien.

A regañadientes el joven le abrió, sabía que como algo saliera mal se estaba jugando el puesto. Aunque era realmente difícil que aquellos despojos humanos pudieran escapara de allí Teniendo en cuenta los sistemas de seguridad con los que contaba el recinto, a saber: Cámaras de vigilancia, un hombre de seguridad privada, contacto directo con la policía, cierre automáticos de puertas... Y la mayor seguridad era saber que aquellas personas no habían apenas comido en días y que estaban allí voluntariamente. No tendrían muchas fuerzas para correr e incumplir el contrato.

Ninguno miraba directamente a la cara al señor Todin. El los tocaba, los analizaba como se analiza a los animales. A alguno le miro la dentadura, la tenían muy amarillenta, picada o ennegrecía Los odiaba a todos, pero a la vez le daba una mezcla de pena y compasión aquellos pobres humanos.

• A ver chico, quiero uno que no hable mucho. No tenéis ninguno mudo. Porque el último que me toco hablaba por los codos y no había quien lo aguantara.- El chico que llevaba poco tiempo trabajando estaba pasando una experiencia que no le era nada agradable y eso se notaba en el tono de sus palabras ahora secas y faltas de amabilidad.

• El mejor que se puede llevar, es el que tiene a su derecha.

• ¿Este? Pues no me acaba de convencer. Creo que me llevare a este mejor.

• Como usted quiera.

• Yo quiero este. ¿Y mujeres no tenéis?

• No nos quedan.

• Vaya pues entonces me llevo al número 8 y al 4

• Buena elección. Quiere que los quiere limpios o integrales.

• Integrales.

El que portaba un número 4 en una roñosa camiseta gris de publicidad de una marca extinta hace unos cuantos años, expreso:

• Gracias señor. Dios se lo pague, dios le bendiga... -Todin le miro fijamente.

• No quiero a este desecho humano comiendo a mi lado, me llevare al 6. Cámbiamelo inmediatamente.

• Por supuesto.

Presto con una media sonrisa, el señor Todin se fue acompañado a sus espaldas de sus dos pobres. Entro en el restaurante. Le recibió otro camarero y le indico cual era su mesa. A su lado pusieron una pequeña mesa de plástico suplementaria más baja para sus dos acompañantes. Miro a su alrededor y vio a caras conocidas. Personas que no solía saludar, pero con las cuales había coincidido en alguna reunión social. Estaba por ejemplo: Eliezer su eterno rival en el torneo interempresas de golf.

Muchas de las personas que estaban por allí Cuchicheaban a su espalda: “Fíjate que poderío tiene Todin que es capaz de pagarse dos pobres.” decían unos mientras otros hablaban: “Es un prepotente, está dándole de comer a dos pobres nada más que para hacerse el importante. Ya te lo dije que este hombre se da muchos aires pero no es nadie. ¿Sabes cómo consiguió el puesto?...” La expectación era grande porque era normal entre la gente con un alto estatus darle de comer a un pobre, pero a dos no era ya tan típico

Ana estaba sentada cerca de la ventana. Cuando entro Todin, ella lo reconoció de inmediato. Habían trabajado juntos en una empresa mucho más humilde de la que se encontraba ahora mismo él. Ella se había quedado allí Le removió sentimientos por dentro, estuvo enamorada de él. Así que le echo valor para levantarse y acercarse a su mesa.

• Hombre Todin.

• Qué bonita coincidencia, encontrarte por aquí.- Puso la mejilla para recibir dos besos.

• ¡Que de tiempo! ¿Qué es de tu vida?

• Poca cosa. Sigo trabajando para Reinger y asociados. Nos va bien, no me puedo quejar la verdad.

• A tí te va bien las cosas por lo que veo.

• Va, va, me van normales, siempre pueden ir mejor...

• Claro. Siempre fuiste humilde y solidario. Fíjate que dar de comer, no a una persona sino a dos.-Ana parecía impresionada por tal gesto de solidaridad de Todin.

• Se hace lo que se puede. Ya sabes que en contra de la pobreza, yo hago todo lo que se pueda. Pero vaya que no es nada... - Hizo ademanes con la mano como intentándole quitar importancia a su gesto.

• Bueno oye a ver si nos vemos pronto. Me he mudado. A lo mejor te podría enseñar mi nuevo apartamento.

• ¿Sigues conservando el mismo teléfono?

• Si aunque estoy un poco cansada de la compañía telefónica. Un día de estos me doy de baja, sin pensármelo.

• Bueno pues, pronto te llamo.

• Espero que así sea.

Todin se quedo un tiempo pensativo. Mientras su amigo el chef salía de la cocina para recibirlo como se merecía y aconsejarle personalmente los platos que debía tomar, al pobre 8 le dio por hablar:

• Maestro si se me permite decirlo, esa periquita esta por sus huesos y quiere que vaya a su casa para tener orégano con usted. A ver que si quiere se lo explico más claramente: Que no solo le quiere abrir las puertas de su casa.

• Usted se calla, o lo echo de aquí ipso facto.

En seguida llego el chef Santos que es como se llamaba le dio un fuerte apretón de manos a su nuevo amigo. Y con gran cortesía le pregunto:

• ¿Que le parece el lugar?

• Estupendo. La verdad es que me ha sorprendido gratamente. No en todos los sitios se puede encontrar una calidad igual, y una tranquilidad. La última vez que fui a comer a un sitio similar tuve que salir de allí indignado. Tenían una decoración tan hortera que dañaba los ojos.

• Ya le entiendo. ¿Bueno y los pobres?

• A pues aún es pronto, pero de momento parecen de la mejor calidad. Te agradezco que me hayas dejado elegirlos personalmente.

• Faltaría más, amigo Todin. Es lo mínimo que puedo hacer.

• Bueno Santos, ¿que platos me recomienda, para hoy?

El chef le confecciono el menú Media hora más tarde Todin estaba comiendo y tres cuarto de horas después el numero 6 y el numero 8 estaban devorando las sobras. Entrantes, primer plato, segundo plato, postre, copa y puro para Todin. Migajas, culillo de sopa, huesos y verduras, helado derretido, vaso medio vacío y humo para los dos pobres.

Todin salió del restaurante muy satisfecho.

Hasta la próxima comida.